Posee buena comunicación por carretera pues es la puerta natural a la Región por la autovía A-30, que enlaza al norte con Madrid y con Murcia y el mar Menor al sur, así como la línea de ferrocarril de idéntico recorrido. Su término limita: al norte, con Hellín provincia de Albacete, al sur con Abarán y Ricote, al este con Jumilla y al oeste con Calasparra y Mula. El núcleo urbano se encuentra a 188 metros de altura sobre el nivel del mar.
Cieza se encuentra en la confluencia de dos grandes valles fluviales, el del río Segura que entra por el oeste desde el cañón de Almadenes y el de la rambla del Judío, desde el este, lo que determina el relieve de su término con forma de Y.
Existe una clara diferenciación de 3 áreas, la vega del río Segura, las zonas de expansión agrícola en las llanuras adyacentes al valle del Segura y las abruptas sierras. De estas últimas y ejerciendo de frontera natural se encuentran al norte: las sierras del Puerto, Cabeza de Asno y del Picarcho, al sur: las del Oro y del Morrón perpendiculares al río Segura y cortadas por este, al este: la Sierra de Ascoy y destacando en el panorama del valle del Segura: el macizo dolomítico del Almorchón.
Las amplias llanuras de terrenos margosos y suaves pendientes, tras la llegada del agua del trasvase Tajo-Segura, han sufrido una transformación importante en los últimos 30 años con una expansión sin precedentes del regadío de frutales de hueso, que aporta la principal riqueza económica al municipio.
Cieza es la primera ciudad de la Región de Murcia regada por las aguas del río Segura. El río Segura entra en el término municipal de Cieza a través del Cañón de Almadenes, abriéndose después un amplio valle de unos 12 km, sobre el que se desarrolla la huerta para finalmente despedirse en un estrechamiento del valle entre las Sierras del Oro y Turbedal.
El paso por Cieza del río Segura marca la historia actual y pasada del municipio, tanto por la riqueza que sus aguas han aportado, como por las graves inundaciones que históricamente ha sufrido. Ya en octubre de 1.948 tras unas fuertes crecidas se empezó a plantear la construcción de una presa de laminación de las aguas de l rambla del Judío. Esta obra, terminada en 1.995 ha sido fundamental para la protección de Cieza.
Los regadíos tradicionales en la vega de Cieza se desarrollan alrededor de sus cuatro acequias mayores: tres son de origen romano Don Gonzalo, Los Charcos y El Horno y la cuarta -La Andelma-, fue construida por los árabes después de que se instalasen en la zona, a partir del siglo X.
Con los visigodos, el sistema de canalizaciones quedó en desuso, hasta que la floreciente Siyas recuperó las acequias, las agrandó y construyó La Andelma.
Con la Reconquista, la mayor parte de la red hidráulica quedó olvidada y no fue hasta el siglo XIX cuando de nuevo comenzaron a explotarse. El suministro de estos riegos es básicamente superficial, del río Segura, y en menor medida de origen subterráneo, principalmente de los acuíferos de la Vega Alta, del Molar y Sinclinal de Calasparra.
Poblada desde el Paleolítico, el área de Cieza es privilegiada en cuanto a yacimientos arqueológicos prehistóricos como los de Almadenes, La Serreta, y el Barranco de los Grajos, declarados Patrimonio de la Humanidad como parte del Arte Rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica.
Cuenta con los restos de un poblado íbero, llamado Bolvax. También hay restos romanos en el mencionado yacimiento de La Serreta.
Los árabes, que habitaron la zona desde el siglo XI al XIII, dejaron un importantísimo patrimonio cultural y arqueológico. El más importante yacimiento se encuentra en la ladera del castillo, la ciudad de Medina Siyâsa, donde se han encontrado numerosos restos de arquitectura decorativa árabe, arcos finamente decorados, cerámica policromada, cristal y metal. Existe un museo arqueológico dedicado casi por completo a Medina Siyasa en la calle San Sebastián de Cieza.
En 1243, el entonces infante Alfonso de Castilla (Alfonso "El Sabio"), integra la Taifa de Murcia en la Corona de Castilla en virtud del Tratado de Alcaraz.
Tras el tratado, Medina Siyasa fue brevemente repoblada por cristianos. Pero con la sublevación de los mudéjares murcianos en 1.264, el emplazamiento se abandonó (favoreciendo su conservación posterior), asentándose la población en la zona en la que se encuentran el Balcón del Muro y la ermita de San Bartolomé, siendo el germen de la actual ciudad.
Ya asentada en esta zona, la Cieza cristiana fue invadida el Domingo de Resurrección de 1.477 por tropas del todavía musulmán reino nazarí de Granada. La localidad quedó entonces despoblada, pues las tropas musulmanas se llevaron a los ciezanos a Granada, y permanecieron presos en la Alhambra, en el patio hoy conocido como patio de Cieza la desdichada. Tuvieron que acudir a la localidad vecinos del municipio de Jumilla para que los campos y huertas de Cieza no quedaran improductivos. Después los ciezanos presos pactaron con los nazaríes la liberación de algunos de ellos, que retornaron a Cieza, que después irían ahorrando hasta ir conseguiendo poco a poco el rescate de los demás que habían quedado presos. Según cuenta la leyenda, en aquella fatídica fecha una muda que vio a los moros acercarse a la localidad, entró a la iglesia a avisar de esto, y, a pesar de ser muda, pudo decir "moros vienen". En recuerdo de este acontecimiento quedó como lema del escudo de Cieza:Por pasar la puente nos dieron la muerte.
Los siglos XVI y XVII se caracterizaron por la rivalidad y las disputas entre las familias más influyentes de la entonces villa.
En elsiglo XVIII, como recompensa por su apoyo al bando borbónico, Cieza recibió el título de "muy noble y muy leal villa".
Desastrosa fue para Cieza la llegada de las tropas francesas ya vencidas en la Guerra de la Independencia, que pasaron por la localidad en el trayecto de su retirada, provocando estragos que dificultaron su posterior desarrollo. Dicho desarrollo se vería facilitado después al quedar Cieza como cabeza de partido judicial, con la creación de éstos en 1.834. Durante la Restauración Borbónica, el partido judicial de Cieza estuvo representado en Cortes por el Primer Ministro Antonio Cánovas del Castillo, lo que también contribuyó al desarrollo del municipio.
En 1.926, Alfonso XIII concedió a Cieza el título de ciudad, y a su Ayuntamiento el tratamiento de Excelentísimo. A finales de la década de 1.920, Cieza superaba en población a varias capitales de provincia españolas gracias al desarrollo de industrias como la del esparto y la alimentaria. Todavía en la actualidad Cieza supera en población a una capital de provincia: la ciudad de Teruel.
En las décadas de 1.940, 1.950 y 1.960 siguió teniendo gran importancia la industria del esparto para la economía ciezana. No obstante, empezó a decaer ya en los años sesenta por la introducción de las fibras sintéticas en el sector cordelero. Aun así, incluso en la actualidad existe en Cieza alguna fábrica de cordelería, incluso alguna que trabaja con esparto, pero ya (desde la década de 1980) muy en decadencia y de escasísima trascendencia. En la actualidad, el Pequeño Museo del Esparto recuerda esta etapa de la historia de Cieza.
Hacia las décadadas de 1.950 - 1.960, Cieza era el cuarto municipio más poblado de la provincia de Murcia, sólo superado entonces por Murcia, Cartagena y Lorca. A principios de la década de 1.980, no obstante, y a pesar del crecimiento demográfico de Cieza, ya había sido superado en población por Molina de Segura. Cieza permaneció desde la década de 1.970 en un estancamiento demográfico que se prolongó hasta la década de 1.990, con la llegada de población inmigrante.