Durante los años 60 y 70 del siglo XX, la ciudad experimentó un fuerte aumento de población ligado a la industrialización, que convertiría a Elche en uno de los principales productores de calzado de Europa, dando origen a marcas internacionales como Pura López, Panama Jack o Kelme.
El Palmeral de Elche, junto con la representación sacra del Misterio de Elche, han sido declarados Patrimonio de la Humanidad y Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad respectivamente por la Unesco. Estos símbolos de identidad ilicitanos son unos de los principales atractivos turísticos de esta ciudad de tradición industrial.
Elche es el único lugar del mundo en el que la elaboración artesanal de la palma blanca persiste. El Ayuntamiento envía anualmente para la Semana Santa las palmas blancas a autoridades eclesiásticas y políticas, como a los Reyes de España, el papa o el presidente del Gobierno.
El litoral ilicitano tiene una extensión de 12 km, de los cuales 9 son playas formadas por dunas y pinares en un característico paisaje mediterráneo. En la zona septentrional se encuentran las extensas dunas de la playa del Altet que se prolonga hasta conectar con la playa de Los Arenales del Sol, pedanía y centro turístico con una amplia oferta de servicios, y a continuación se abren las playas de las dunas del Carabassí al pie de la sierra de Santa Pola, todas ellas distinguidas con Bandera Azul. En la parte meridional del término se encuentra El Pinet, La Marina y Les Pesqueres - El Rebollo, playas de aguas transparentes y arena fina rodeadas de pinares, distinguidas las dos últimas también con Bandera Azul.
Su clima es mediterráneo árido, de inviernos suaves y veranos moderadamente calurosos. Cuenta con unas temperaturas medias que oscilan entre los 10º en enero y los 26º en julio y agosto, alcanzándose todos los veranos máximas que superan los 35º en los días más cálidos debido principalmente a los vientos de poniente que llegan secos y recalentados a la costa mediterránea. Las lluvias son escasas, alrededor de 260 mm al año, y se concentran sobre todo en primavera y otoño. En esta última estación se pueden dar lluvia provocadas por la acumulación de calor en la superficie del mar y la llegada de masas de aire frío polar.rentes y arena fina rodeadas de pinares, distinguidas las dos últimas también con Bandera Azul.
En el 203 a. C., Cayo Flaminio al mando del ejército romano conquista el poblado ibero. Destruido por las tropas cartaginesas, con la llegada de los romanos se desarrolló un proceso de formación de una colonia poblada con veteranos de las guerras cántabras, que pasaría a llamarse Colonia Iulia Ilici Augusta, probablemente en torno al año 26 a. C.
En esta etapa gozó de gran prosperidad y crecimiento urbanístico, teniendo una activa participación en las redes comerciales regionales y mediterráneas para las cuales se dispuso de un puerto, el Portus Ilicitanus (la actual Santa Pola), que sirvió de punto de entrada a los productos que llegaban a la ciudad. De las épocas paleocristiana y visigoda es la Basílica de Ilici, muestra de la importancia de la ciudad como sede episcopal. En la Hispania visigoda, fue sede episcopal de la iglesia católica, sufragánea de la Archidiócesis de Toledo que comprendía la antigua provincia romana de Carthaginense en la diócesis de Hispania.
Bajo el dominio musulmán en la Edad Media, la ciudad se estableció en su emplazamiento actual, en la zona denominada la Vila Murada. Es en esta época de desarrollo agrícola cuando se introdujo un complejo sistema de regadío. A mediados del siglo XIII, Elche formaba parte de la taifa de Murcia.
En virtud del tratado de Almizra firmado en 1.244 por el cual las coronas de Castilla y Aragón se repartieron el reino de Murcia, Elche entró dentro de la zona de conquista castellana. La conquista cristiana la efectuó el infante Alfonso (futuro Alfonso X el Sabio) alrededor del año 1.250, pasando así Elche a la corona de Castilla. A raíz de la conquista, fue constituido el señorío de Elche, encomendado al Señor de Villena, el infante Manuel, hermano de Alfonso X y padre de uno de los grandes escritores castellanos de la Edad Media, don Juan Manuel.
Tras una sublevación musulmana en el año 1.265, Alfonso X de Castilla debió de pedir ayuda al monarca aragonés Jaime I; éste ayudó a los castellanos a recuperar la villa, junto con los territorios cercanos. Como represalia, los musulmanes fueron expulsados de la ciudad y se vieron obligados a edificar una nueva población en las cercanías de la Vila Murada, conocida actualmente como el Raval de San Juan. En 1.296, Jaime II de Aragón atacó los territorios castellanos situados en la mitad sur de la provincia de Alicante y conquistó, entre otros lugares, la ciudad de Elche. En 1305 se firmó en la villa el Tratado de Elche, un acuerdo realizado entre los reinos de Castilla y Aragón en donde se fijaron nuevos límites fronterizos de estos reinos, pasando Elche, junto con otros lugares como Alicante u Orihuela, al Reino de Valencia. Sin embargo, el señorío siguió en manos del castellano don Juan Manuel, Príncipe de Villena.
En el siglo XIV, concretamente el día 4 de mayo de 1.334, en la catedral de Santa Eulalia de Barcelona, el rey de Aragón Jaime II hizo donación con cláusula de reversión a la Corona a su quinto hijo, el infante Ramón Berenguer (1.308 - 1.364), conde de Prades, de la Villa de Elche, con su puerto del Cap de l’Aljub (también llamado Aljuge, Algibe o Aljibes), que tomó más tarde el nombre de Pueblo Nuevo y, por último, Santa Pola. El 18 de febrero de 1.337, el infante de Aragón concede al Concejo de Elche permiso para edificar "una torre" en la isla de Santa Pola (o Isla Plana), que pertenecía a su término, para guardia de su puerto y de los navegantes. Posteriormente, Elche y Crevillente fueron a manos de Juan de Aragón (hijo de Alfonso IV, el Benigno y Leonor de Castilla) y desde el 8 de agosto de 1.358 por el infante Martín, segundo hijo de Pedro IV de Aragón.