Actualmente es sede de dos universidades, la pública Universidad de Murcia y la privada Universidad Católica San Antonio, que atraen alrededor de 50.000 estudiantes al municipio.
De orígenes inciertos, hay constancia de que fue fundada en el año 825 con el nombre de Madina Mursiya مدينة مرسيّة por orden de Abderramán II, probablemente sobre un asentamiento anterior de origen romano. Durante la Edad Media, Murcia llegó a ser capital de la Cora de Tudmir (siglo X), posteriormente fue cabeza de distintos reinos de taifas de creciente importancia en los siglos XI, XII y XIII y entre 1.243 - 1.266 se incorporó a la Corona de Castilla como capital del reino de Murcia, siendo además ciudad con voto en cortes y sede episcopal desde 1.291.
De su patrimonio histórico-artístico destacan su célebre Catedral, de fachada barroca e interior principalmente gótico, el afamado Casino, de suntuosos interiores; el denso patrimonio escultórico de Francisco Salzillo, y un gran conjunto de edificios barrocos. En el ámbito cultural es conocida por su rico folclore, especialmente vistoso durante las Fiestas de Primavera y las procesiones de Semana Santa, declaradas de Interés Turístico Internacional. El Consejo de Hombres Buenos de la Huerta de Murcia, ejemplo de tribunal consuetudinario de regantes del Mediterráneo español, está declarado Patrimonio Cultural inmaterial de la Humanidad por la Unesco.El origen del topónimo Murcia no está claro y tanto historiadores como lingüistas sostienen varias hipótesis agrupadas en torno a dos orígenes básicos: el árabe y el latino.
Según palabras de Menéndez Pidal: el topónimo Murcia era azote de filólogos.El origen pre-islámico, probablemente latino, parece el más lógico, aunque no se sabe con seguridad cuál es la raíz primera, y son muchas la hipótesis que se aventuran. La más extendida actualmente ya la enunció Francisco Cascales en sus Discursos históricos de la muy noble y muy leal ciudad de Murcia publicados en 1.621.
Agora pues, quando los Romanos llegados á este Lugar, que Plinio dice Murci, vieron la frescura del río, y todas sus riberas cubiertas de murtas (porque no hay tierra en toda España donde con mayor facilidad, y feracidad nazcan) juzgaron asistir en él como lugar particularmente suyo la Venus Murcia, amiga de aguas, y murtas, y así por la gran devoción que la tenían, es cosa muy verosimil, que añadiendo la letra a, la dirían llanamente Murcia.
Aunque la evolución de la palabra que propone Cascales está descartada, lo cierto es que el topónimo Murcia era usado por los romanos, siendo como dice el autor el nombre de una divinidad primitiva que tenía un templo en el valle situado entre las colinas del Aventino y el Palatino en la misma ciudad de Roma, creyéndose que la denominación de dicha diosa está relacionado con el latín myrtus, con el significado de mirto, evolucionando a Myrtea / Murtea / Murcia .
Por lo tanto, parece que los estudios históricos han llegado a la conclusión de que al igual que la mencionada divinidad Murcia es un topónimo de origen latino que deriva muy probablemente de Myrtea o Murtea (“lugar de mirtos” o “lugar donde crecen los mirtos”) o de Murtia, y que de esa forma Mursiya - en árabe: مدينة مُرْسية- (primera denominación documentada ya en época islámica) no fue más que la adaptación árabe del término latino preexistente.
Además de la huerta y las zonas urbanas, el término municipal cuenta por su gran tamaño con distintos paisajes: tierras baldías, pinares de pino carrasco en las sierras de la Cordillera Sur y zonas de típico secano mediterráneo en el Campo de Murcia.
En el municipio se encuentra la mayor parte del parque regional de El Valle y Carrascoy, compartido con los municipios de Fuente Álamo de Murcia y Alháma de Murcia y que comprende gran parte de las sierras de la ya referida Cordillera Sur, siendo el pulmón verde de la ciudad. Dentro del parque, las sierras de Carrascoy, del Puerto y Cresta del Gallo están declaradas LIC, mientras que las sierras de la Cresta del Gallo, Villares, Columbares y Altaona, cuentan además con protección ZEPA.
El grupo faunístico más destacado en el ámbito del parque es el de las aves, y en especial las rapaces como Águila perdicera, Águila real, Águila culebrera, Águila calzada, Ratonero y Halcón peregrino, destacando también la abundante presencia del Búho real, especie que posibilitó la declaración de ZEPA al contar con una de las colonias más numerosas de España y con mayor densidad del Mundo. En cuanto a los mamíferos, está constatada la existencia de Javalí, Zorro, Gato montés o distintas especies de mustélidos como Garduña, Tejón, Comadreja, al igual que siete especies de Murciélago.
La vegetación del parque está constituida principalmente por un bosque de Pino Carrasco, que en algunas zonas presenta Pino Piñonero o manchas de Carrasca. Hay que destacar los ejemplares relictos de Alcornoque presentes en el área denominada Majal Blanco. El sotobosque mejor conservado cuenta con un matorral típicamente mediterráneo en el que el lentisco, acebuche, palmito, enebro, espino negro y coscoja son los más representativos.
Dentro de la fauna fluvial presente en el río Segura, destaca la recuperada presencia de la Nutria en el tramo inicial del río desde la Contraparada hasta la las proximidades de la ciudad. Igualmente se pueden encontrar Ánades reales, Garzas, Fochas, Garcetas, Gallineta común, Barbos o Carpas, ejemplos de especies antiguamente desaparecidas en el municipio y que han pasado a ser habituales de nuevo tras un largo proceso de recuperación ambiental y depuración de aguas. Incluso, en áreas del río alejadas de núcleos urbanos se pueden observar Carriceros, Martinetes, el Martín Pescador o el Avetorrillo.
Asimismo, en la zona norte del término municipal, lindando con el de Santomera, se encuentra el paraje boscoso protegido llamado Coto Cuadros, declarado Monte de Utilidad Pública.
El paisaje más conocido y significativo del término municipal es la antiquísima Huerta de Murcia, espacio que dominaba gran parte de la vega segureña rodeando la ciudad, pero que desde hace décadas sufre la presión de la expansión urbana que junto a la terciarización de la economía y la ausencia de políticas de conservación ha reducido notablemente su extensión.