Trae por armas un escudo con fondo o campo de oro y, emergiendo, en su pie, un pino sinople, envuelto el tronco en lenguas o llamas de fuego, amarrado al mismo, un can en actitud gallarda, como símbolo de fidelidad, sobre el tronco, un escudete, en jefe, con las barras de Aragón, coronado ducal o marquesal; otra corona igual sobre el pino, y el escudo, surmontado de otra corona mayor, de igual guisa; el escudo, a sus lados, va ornado con dos tambores y dos banderas con los colores de la corona de Aragón, signo de asistencia a acciones de guerra por parte de la villa.
El término municipal de Callosa limita con los de Cox, Granja de Rocamora, Albatera, San Isidro, Catral, Rafal, Redován y Orihuela.
La primera evidencia de un poblamiento importante en el término de Callosa la tenemos en el yacimiento arqueológico de Laderas del Castillo, perteneciente a la Edad del Bronce y adscrito a la Cultura argárica, considerada la primera civilización metalúrgica de la península Ibérica (ca. 1.800 - 1.200 a. C.). Fue excavado a comienzos del siglo XX por el jesuita Julio Furgús y, ya en los años treinta, por Josep Colomines, conservador del Museo Arqueológico de Barcelona.
Por su extensión, su situación y las estructuras y materiales hallados en él, se cree que fue un poblado de capital importancia dentro de la civilización argárica. Parte de los objetos encontrados se expone en el museo arqueológico local, aunque la mayoría se hallan en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante (MARQ) y en el Museo de Arqueología de Cataluña (sede de Barcelona).
El origen del enclave urbano que es hoy Callosa de Segura está en el periodo medieval islámico. La primera referencia escrita a Qalyusa, la Callosa islámica, la tenemos en la crónica titulada Tarsi al-ajbar del geógrafo andalusí Al - Udri, del siglo XI. Hace referencia al levantamiento de Al-Saij al-Aslami al-Jazai, quien "se sublevó en Qalyusa perteneciente a la Cora de Tudmir" contra el califa Abderramán III en el año 924.
Durante los cinco siglos y medio de dominio islámico, Callosa, en la cora de Tudmir (con capital en Orihuela, primero, y en Murcia, después), fue un hisn o ciudadela fortificada, dentro de la cual podrían refugiarse, junto a sus moradores, los habitantes de las alquerías del llano en caso de peligro, contando con una guarnición armada para su defensa.
Su población residía a los pies del castillo, en las calles más próximas al lugar que hoy ocupa el santuario de San Roque. Su ubicación respondía a la necesidad estratégica de controlar visualmente el territorio circundante y facilitaba su defensa en caso de ataque.
En 1.265, con motivo de una revuelta mudéjar en todo el reino taifa de Murcia (bajo protectorado castellano desde 1.243), cuya frontera septentrional estaba en la línea Biar - Jijona - Busot - Villajoyosa, Callosa fue conquistada a los musulmanes por Jaime I de Aragón, suegro del rey castellano Alfonso X, pasando así defenitivamente a manos cristianas. La plaza de Callosa fue conquistada el 11 de noviembre de 1.265, festividad de San Martín de Tours, a quien fue consagrada la hasta entonces mezquita. Una vez reprimida la rebelión, el territorio murciano fue repoblado de colonos cristianos catalanes, castellanos y aragoneses y devuelto al rey Alfonso X, pasando el reino de Murcia a formar parte de la Corona de Castilla como un territorio más.
En 1.296, Jaime II de Aragón conquista el reino de Murcia. No obstante, con la Sentencia Arbitral de Torrellas de 1.304 y, un año después, el Tratado de Elche, el rey aragonés renuncia al reino murciano al mismo tiempo que pasan a formar parte del reino de Valencia las comarcas del valle del Vinalopó, del campo de Alicante y de la Vega Baja del Segura. Hay que tener en cuenta que la mayoría de la población de estas tierras era ya de origen catalano-aragonés. La frontera entre ambos reinos apenas si variaría en tiempos posteriores, de tal manera que coincidiría aproximadamente con la actual entre la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana. Así, Callosa, como lugar de Orihuela, pasó a formar parte definitivamente del reino de Valencia, el cual quedó dividido a partir de entonces en dos gobernaciones generales, la de Valencia y la de Orihuela, para su mejor administración política.
En 1488, los Reyes Católicos celebraron Cortes en Orihuela, en las cuales se trató de la futura conquista del reino de Granada. El municipio oriolano contribuyó a esta empresa con un contingente de quinientos hombres, de los cuales alrededor de sesenta eran vecinos de Callosa.
A finales del reinado de Carlos I, el lugar de Callosa fue elevado al rango de universidad, pero sin dejar de depender del consell o concejo de Orihuela. Finalmente, en 1.579 obtuvo de Felipe II la independencia plena con el nombre de Callosa de Oriola, siendo su primer justicia (actual alcalde) Luis de Almunia. Felipe IV la elevó a villa real en 1.638 y cambió definitivamente su nombre por el de Callosa de Segura, y en 1.645 le otorgó entrada y voto en las Cortes valencianas (las de ese año fueron las últimas celebradas en época foral).
A partir de mediados del siglo XVII, una serie de epidemias de peste diezman la población de toda la comarca provocando una crisis demográfica de gran calado. Esto provocó la llegada de numerosos colonos procedentes de Murcia, que no sufrió tales epidemias y cuya población había crecido a lo largo del siglo, comenzando así el proceso de desplazamiento lingüístico del valenciano en favor del castellano en la comarca de la Vega Baja del Segura.Fernando VII le otorgó los títulos de “Fidelísima” en 1.808, por la lealtad demostrada durante la Guerra de Independencia, y de “Ilustre” en 1.825, por las personas de prestigio y renombre que vivían en el lugar.
Apenas sufrió los efectos del grave terremoto que sacudió la Vega Baja el 21 de marzo de 1.829 y que arrasó localidades como Torrevieja, Almoradí o Guardamar, gracias a estar situado el núcleo de población sobre el estrato rocoso de la sierra. De ese hecho quedó una grieta en el muro Este de la Iglesia Arciprestal de San Martín.