Ojós sufrió una grave crisis demográfica en la década de los sesenta, con un descenso rayano en el 50% en veinte años. Desde los años 80 la población se ha estabilizado en torno a los 600 habitantes.
Algunos de los platos típicos de Ojós son:
1.- Bizcochos borrachos
2.- Las gachas
3.- Las migas
4.- Arroz con conejo
5.- Caracoles
6.- Dulces en almíbar: peras, melocotones, etc.
7.- Carne de membrillo
8.- Mermeladas
9.- Dulce de "Monte Nevao"
10.- Rollos de San Blas
- Fiestas de San Agustín (del 26 al 29 de agosto): son sus fiestas patronales, que se hacen en honor a San Agustín y a la Virgen de la Cabeza. El día 27 de agosto se celebra Santa Mónica (la madre de San Agustín). El 28 de agosto se caracteriza por utilizar gran cantidad de pólvora tras la procesión por las calles de los dos santos y tras encontrarse éstos en el antiguo Puente del Barranco.
- En Semana Santa se subastan los Santos para las procesiones. Esta subasta se celebra de tal manera que lo recaudado sea para la iglesia, no obstante la puja es reñida ya que hay quien durante años, puja por el mismo santo. "La Cruz" siempre se la llevan los más jóvenes, que son el futuro de la subasta.
- En la madrugada del sábado al domingo de Resurrección tiene lugar la "Enramá": los jóvenes del municipio cortan una rama de olmo (o un olmo entero) para colocarla bajo la ventana de sus amadas.
- Viernes Santo es el único día del año en que se juega a "las caras". Consiste en que dos personas, "la banca", (tradicionalmente han sido miembros de la misma familia) lanzan al aire sendas monedas, en un corro de participantes que dejan su apuesta a la vista de todos. Según salga "cara" o "cruz" gana la banca o ganan los apostantes.
- "La Cencerrá" era una fiesta fuera del calendario festivo ya desaparecida. Cuando contraían nuevas nupcias viudos-viudas, solteros-viudas y al revés. Consistía en que todo el pueblo iba a la casa en la que supuestamente estaban los nuevos contrayentes después de la boda y al anochecer (el viaje de novios era prohibitivo y todo el pueblo estaba pendiente del nuevo enlace), entonces con todo tipo de instrumentos como utensilios cotidianos (cacerolas, ollas, etc.) unos más atrás y otros más adelante y los más descarados que coreaban todo tipo de rimas referentes a la pareja (con mucha picardía, idea y musiquilla)y les contestaban todos los demás presentes con estribillo, siempre debajo del balcón en que suponían que estaba durmiendo el nuevo matrimonio.Y se casan.